Delirium en Bruselas
Delirium en Bruselas
Por: Diana Ruíz Rivera
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Ahora que lo pienso, qué nombre más acertado. Desde la
llegada al hotel en medio de una constante llovizna y con su correspondiente
trecho a pie –con equipaje incluido- Bruselas era un “Delirium”…
El bar de la esquina con dos pisos, el café con sillas
afuera, y hasta el restaurante, eran “Delirium”.
El frío en la mañana, en la tarde y en la noche junto con “thanks”, “mercy” y “dank”: todo era “Delirium”…
Los recorridos por las zonas turísticas en tiempo
record también tienen su cabida en el concepto “Delirium”… Y ni qué decir
del dolor de pies después de tanto andar. Eso sí que es “Delirium”…
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Ahh que si lo encontramos –el bar-?
Sí, si lo encontramos. En medio de otros “Delirium” y repleto de gente que a media
luz bebía dosis de “delirios” de todos los sabores, olores y tamaños. De los
que sólo Bruselas puede ofrecer.
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