Estudio de caso sobre cómo escribir un discurso... (para un debate)
Compatriotas:
Bienvenidos al debate.
Estamos aquí reunidos para echar discursos.
Para contarles -en exclusiva- que estamos con ustedes
–nuestros votantes o electores- siempre (hasta que se acaben las elecciones).
Para prometerles lo que no les han prometido nunca: Un
mejor país, un mejor futuro, más empleo, más educación y menos impuestos.
Ofrezco discuuuuuulpas si he llegado tarde, estaba
levantándome de la cama de la que meee, este me caaaaaaí y cuyo golpe me dejó
hablando aaaaaaasí.
Esta mañana, José, Jesús, María (poner cualquier
nombre común) salió hacia el trabajo -que aún mantiene- con la honda (si es
hondísima, mejor) preocupación de perderlo en cuestión de días, horas, minutos,
segundos, 5, 4, 3, 2, 1… (La urgencia ha de notarse).

En mi incansable caminar, casualmente me encontré con
una plaza y providencialmente descubrí que las naranjas ya no eran las mismas y
que la fruta está muy cara!!!! (la fruta, la ropa, el arriendo, la comida, los
impuestos).
Pero dejémonos de historias de vida profundas, diré
–más bien- tres cosas trascendentales que partirán la historia de la retórica
en dos (o mejor en tres para lograr más efectividad): la primera, “sí se puede”.
(Qué tal la con tun den cia!!!!!).


(Desarrollar la idea aquí, luego de que la gente salga
del asombro)
España es como un coche de fórmula 1 que tiene un
motor y …una maquinaria… y en el camino hay obstáculos, y como yo conduzco este
Ferrari… llegaremos bien al “Imperio del Sol” (que se note la creatividad!!!)