Bruselas
Silvia Rodríguez.// 3:00 am, el despertador suena, la primera reacción es dar la vuelta y seguir durmiendo, pero no puede ser porque… ¡el MAICOP se va a Bruselas!
La verdad es que la primera aventura maicopera comenzó con un tropezón, el autobús que debía de llevarnos a Madrid nunca llegó. Pero un tropezón no es caída, así que una gran caravana de taxis salmantinos tomó rumbo hacia Barajas.
La capital europea nos recibió con el cielo despejado y con el brillo de un sol poco común para el mes de diciembre. Así que el día libre lo aprovechamos para pasear por la ciudad y atiborrarnos de chocolate.
Al día siguiente la jornada comenzó con un potente desayuno en el hotel que nos dio la energía necesaria para soportar el frío invernal que envolvía la ciudad belga y las actividades que nos esperaban.
Nuestra primera parada fue la OTAN, tras pasar los exhaustivos controles de seguridad y despojarnos de todos los aparatos electrónicos fuimos recibidos por don Daniele Reggio, encargado de la oficina de información de Afganistán que nos explicó el estado de las operaciones y misiones que la organización está llevando en la actualidad en este y otros países.
Acto seguido, don José María López-Navarro, responsable de información para España y Portugal, nos puso al corriente de los resultados de la Cumbre de Lisboa celebrada unos días antes.
Tras comer entre oficiales de la American Air Force y coroneles italianos condecorados con todo tipo de galones nos encaminamos al Parlamento Europeo donde fuimos recibidos por el jefe del gabinete de comunicación del Partido Popular y por los eurodiputados Pablo Arias Echeverría y Pablo Zabla Bidegáin que muy amablemente nos explicaron sus funciones y el papel de la política europea.
Y después de esta jornada tan completa nada mejor que terminar nuestra visita cumpliendo la gran tradición belga del máster: cenar un perrito caliente gigante en el mercado de invierno.
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