26 abr 2011

Desde la Tribuna: "Magic MAICOP"

Pablo Martín. //

Viernes 22

La única curva de la carretera es el horizonte. Florida resulta abrumadoramente llana y monótona, especialmente cuando la ansiedad ralentiza las manecillas del reloj y las millas no parecen pasar. Estamos nerviosos, inquietos. Seis horas antes aún debatíamos, y ahora nos encontramos camino a Disney World, en Orlando, a unas cuatro horas de Miami.

Hemos dormido poco y el viaje se hace pesado, pero toda sensación de malestar se esfuma cuando comenzamos a seguir los carteles que indican el camino al parque. De pronto, la radio digital del coche cambia automáticamente y empiezan a sonar las típicas canciones Disney, mientras, al fondo, se alza con una dignidad casi imperial un cartel que anuncia la entrada al territorio de Disney: “donde los sueños se hacen realidad”. Nuestra piel se eriza, nuestros ojos se tornan vidriosos, cantamos porque nuestro corazón exige actividad y sonreímos porque una vez fuimos niños.



Desde el mismo aparcamiento, Magic Kingdom demuestra su potencial: decenas de trabajadores te indican donde aparcar para racionalizar el espacio y reducir los tiempos de espera y te guían al tren que te lleva a la entrada. Si estos tipos trabajan con este orden, qué no hará el ejército estadounidense, dice uno de los miembros de la expedición.



No importa la edad o lo serio que parezcan algunos, aquí todos volvemos a ser niños embelesados por la magia del parque y por el carisma de los personajes de la factoría. Nuestras miradas recuperan la inocencia robada por el mundo y podemos sentir como respiramos felicidad.



El parque rebosa gente, estamos en pleno periodo de vacaciones, y a ello hay que sumar el cansancio del viaje y de las pocas horas de sueño, pero nada de esto enturbia nuestro espíritu. Incluso algunos de los momentos más divertidos y originales ocurren en las colas, donde desatamos todo nuestro humor para mitigar la espera.


Sin embargo, la atracción más emocionante y sorprendente no nos aguardaba en Disney, sino en el motel donde nos alojamos. El típico lugar de película o serie estadounidense donde el alcalde del pueblo traiciona la moral con su amante o donde el asesino en serie se esconde para continuar sus fechorías. Aunque al final se quedó en una mala primera impresión, pues nos brindó el suficiente descanso como para afrontar los dos siguientes parques…



MAICOP de Oro:
Ileana Casas: ver como su rostro se funde en inocencia y alegría al contemplar a Pluto por primera vez puede considerarse un regalo del cielo. Si alguno de nosotros puede confundirse con un personaje de Disney, sin duda es Ileana, por su carisma, por su ternura y por gozar de una bondad innata que resiste los envites de la oscuridad del mundo. Ella posee esa aura, la de Magic Kingdom, la que convierte el aire en alegría y que inspira la sonrisa en los que la rodean. Es tan difícil permanecer serio a su lado como no sentirse fascinado por ella: por su elegancia, su educación, su humildad, su sobriedad… Me faltan palabras y carezco de la habilidad para siquiera acercarme a los albores de lo que merece, por ello sólo le diré ‘gracias por haber elegido este máster’.

Sábado 23

Necesitamos todas nuestras fuerzas para afrontar el parque que desata más adrenalina, Disney’s Hollywood Studios. Sin pérdida de tiempo nos montamos en el Ascensor de la Dimensión Desconocida y en la montaña rusa de Aerosmith: dos auténticas terapias contra el estrés.

También disfrutamos de impresionantes espectáculos como el show de Indiana Jones, el de la Bella la Bestia o la sorprendente actuación de los conductores especialistas, con derrapes, persecuciones, peleas y explosiones.

Desgraciadamente no todo es alegría, el gran chasco llega cuando descubrimos que la atracción de de Star Wars está cerrada y tenemos que conformarnos con la escenografía que la rodea.



Suerte que no cedimos al sueño. El cansancio nos empuja hacia la salida, carecemos de ganas y de fuerzas para exprimir más el parque, pero en un último esfuerzo decidimos aguantar hasta el show nocturno. Indescriptible. Nuestros ojos ojerosos se cerrarían en cualquier situación, pero el espectáculo es tan hermoso, vibrante y sorprendente que sabe despertarnos, arrebatarnos. Disney siempre sabe como acostarte con una sonrisa.


MAICOP de Oro:

Enrique Arjona: por haber reconocido cada escena representada en el espectáculo de Indiana Jones, por haberse enfadado cuando se enteró de que no podría disfrutar de la atracción de Star Wars y por ser capaz de recitar emocionado las mejores escenas de aquellas películas épicas que han marcado la vida de muchos de nosotros. Estos, son los motivos que justifican el MAICOP de Oro de hoy. Pero no puedo evitar brindar un reconocimiento especial a alguien que moldea de la palabra compañero hasta darla el esplendor de la amistad. Un homenaje a ese gran amigo del máster, con quien hablas todo, del que escuchas lo que sea y con el que compartes hasta lo que no te gustaría; en mi caso, se lo rindo a él, a Kike, otros, cuando lean estas líneas, espero que piensen en su propio gran amigo, porque en el MAICOP siempre lo encuentra, y, sin duda, es lo más valioso.

Domingo 24
Tercer día: numeras horas de pie e incontables kilómetros pesan sobre nosotros, pero aún así madrugamos para poder ver todo lo posible de Animal Kingdom antes de regresar a Miami. Para aquellos que podían verlo, resultó un parque precioso en el que simplemente pasear ya se convierte en una atracción.



Además en este parque por fin disfrutamos de la oportunidad de poder fotografiarnos junto a alguno de los personajes de Disney, pues, en los días anteriores, unas terribles colas nos alejaban de esta ilusión. Aunque sin duda lo que más nos sorprendió del Animal Kingdom fue el safari. Sabíamos que Disney poseía muchos recursos, pero no esperábamos que contase con una colección privada de animales.


Todo llega, todo pasa. Hemos vivido tres días inolvidables, con muchos momentos divertidos y hermosos y siempre envueltos de una esfera de amistad y camaradería. Disney nos ha vuelto a atrapar como cuando teníamos diez años, somos niños, somos felices, vivimos un momento MAICOP.



MAICOP de Oro

Luciana Tito: por ser la astróloga más divertida del máster, por ser capaz de dormirse en medio del estruendo de un musical, por su naturalidad, por la pasión con la que habla, por su ternura canchera y por siempre saber reaccionar con alegría por muy torcida que venga la situación.

MAICOP Honorífico

Joel Meneses: por estar siempre presente a pesar de que debido a su ausencia nunca estamos todos. Ninguna atracción ni ninguna foto habrían sido lo mismo sin su recuerdo.

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