Desde la Tribuna: "El clásico en casa"

Pablo Martín. // 

Momento MAICOP

En el último post llamé familia a este grupo, para aquellos más escépticos o que crean que exagero, la jornada de hoy confirma mi percepción. Pasamos el día en la ciudad de la Plata, observamos el funcionamiento de la política argentina a nivel local, comemos estupendamente (de primero carne, de segundo carne, de tercero carne, etc.) en el Club Hípico y, para llegar a tiempo a ver el partido entre el Barcelona y el Real Madrid, Santiago nos invita a la casa de sus padres. ¡Veinte personas! O mejor dicho: veinte hermanas y hermanos. Los padres de Santiago colocan sillas en el jardín, nos preparan sándwiches y reparten dulces y bebidas; entre risas nos gastamos bromas relacionadas con nuestros respectivos equipos, gritamos a la televisión como si nos hallásemos en el campo y nos abrazamos como locos con los goles. Estamos en casa, viviendo un momento MAICOP.

MAICOP de Oro

Paula Villaverde: dos horas pueden resultar algo insignificante, pero a veces lo dicen todo. El sol casi rasgaba el cielo de Buenos Aires cuando llegamos al hotel y apenas había empezado a brillar con intensidad cuando ya estábamos despiertos para viajar a la Plata. Dos horas de sueño, ocho –o más- de diversión. Llegamos a una de las sedes de un partido, allí nos recibe el candidato y actual intendente; cinco horas antes, Paula estaba moviendo sus tacones al ritmo de la música en una enorme discoteca de la capital. Ella no está acostumbrada a no dormir antes de un día de clase o de actividades, pero sus ojos, somnolientos, sonríen por lo que vivimos.

El candidato da un discurso y antes de que termine, de pronto, Paula empieza a aplaudir pero nadie sigue su gesto; todos la miran y comenzamos a carcajear mientras ella se ríe con toda la inocencia del mundo y se pone colorada. Escrito dice poco, vivido lo expresa todo. Por esforzarse en vivir cosas nuevas, por hacer de la ternura una manera de comportarse, por convertir cada conjunto en un modelo de catálogo y, evidentemente, por ser absolutamente riquiña.